La tendinosis, mal llamada tendinitis del tibial posterior, es una afección dolorosa que afecta el tendón que se encuentra en la parte interna de la pierna, justo detrás del hueso de la espinilla. Este tendón desempeña un papel crucial en el soporte del arco del pie y en la estabilización de la articulación del tobillo. Cuando se inflama o se daña, puede causar molestias y dificultar la movilidad. ¡Te lo dice un fisio!
¿Dolor del tobillo interno? ¿Tobillo hinchado con dolor sin golpe? ¡Podría ser una tendinosis del tibial posterior! Sigue leyendo para aprender más sobre ella y saber cómo se trata.
Síntomas comunes de la tendinitis de tibial posterior
Los síntomas de la tendinitis del tibial posterior suelen manifestarse gradualmente y empeorar con el tiempo. Estos síntomas incluyen:
Dolor en el tobillo interno o a lo largo de la parte interna del pie.
Sordo, sobre todo al echar el pie al suelo y en los primeros pasos del día.
Dolor a punta de dedo en el hueso.
Molestias en la parte interior del arco plantar.
Dolor en el tibial posterior.
Dolor de tobillo sin torcedura.
Tobillo hinchado con dolor sin golpe.
Dificultad para caminar o mantener el equilibrio.
Debilidad en el arco del pie.
Rigidez matutina.
Es importante destacar que estos síntomas pueden variar en intensidad y presentación en cada persona. Si tus síntomas limitan tu capacidad para realizar actividades diarias, busca atención médica. Esto te permitirá conseguir un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento.
La tendinitis de tibial posterior es una afección tratable. El tratamiento temprano puede ayudar a prevenir complicaciones a largo plazo.
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Causas de la tendinitis de tibial posterior
Esta afección puede desarrollarse debido a diversas causas, como el envejecimiento, el uso excesivo del pie o una lesión aguda. Las personas que practican deportes de alto impacto o que tienen pies planos son más propensas a desarrollar tendinitis de tibial posterior. En resumen, las causas pueden ser:
Sobrecarga o sobreuso: En actividades repetitivas o intensas, como correr largas distancias, caminar en terrenos irregulares o realizar movimientos repetitivos con el pie.
Lesiones agudas o traumáticas: Lesiones directas en el tendón, como torceduras o impactos, pueden desencadenar la tendinosis.
Anatomía del pie: Algunas personas tienen una predisposición estructural que las hace más propensas a desarrollar tendinitis del tibial posterior. Esto puede incluir tener un pie plano o una alineación anormal del pie y la pierna.
Envejecimiento: El envejecimiento puede contribuir a la degeneración de los tejidos, incluidos los tendones. A medida que envejecemos, la capacidad del cuerpo para reparar y mantener los tejidos se reduce. Esto aumenta el riesgo de desarrollar condiciones como la tendinosis.
Factores biomecánicos: Problemas en la biomecánica del pie y la pierna, como una mala alineación o desequilibrios musculares.
Es importante señalar que la tendinosis de tibial posterior es una condición que se desarrolla gradualmente con el tiempo, y múltiples factores pueden contribuir a su desarrollo. Si experimentas síntomas como los descritos, es recomendable consultar a un médico para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento.
Tratamiento de tendinitis del tibial posterior
El manejo de la tendinitis del tibial posterior generalmente implica una combinación de enfoques que abordan el dolor, la inflamación y la rehabilitación. Aquí hay algunas pautas sobre cómo puedes manejar esta afección:
Reposo y limitación de actividad: Es esencial descansar el pie afectado para permitir que el tendón se recupere. Evita actividades que puedan empeorar la inflamación.
Terapia de frío y calor: La aplicación de hielo puede ayudar a reducir la hinchazón y el dolor. Además, aplicar calor suave puede aliviar la rigidez y promover la circulación sanguínea. Se puede aplicar diatermia, como la INDIBA.
Elevación del pie: Elevar el pie por encima del nivel del corazón cuando estés en reposo puede reducir la hinchazón y mejorar la circulación.
Calzado adecuado: Un buen soporte para el arco y el tobillo puede ayudar a aliviar la presión sobre el tendón y acelerar la recuperación.
Fisioterapia: Un fisioterapeuta puede recomendar ejercicios específicos para fortalecer los músculos alrededor del tobillo y mejorar la estabilidad.
Medicamentos antiinflamatorios: El médico puede recetar medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) para reducir la inflamación y el dolor.
Inmovilización temporal: En casos graves, puede ser necesaria una bota ortopédica o una férula para inmovilizar el pie y permitir una recuperación adecuada.
Es importante consultar a un profesional de la salud, como un ortopedista o un fisioterapeuta, para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado.
Con el cuidado adecuado, la mayoría de las personas pueden recuperarse y volver a sus actividades normales.
Prevenir la tendinitis del tibial posterior
Para prevenir la tendinitis de tibial posterior, es importante mantener una buena salud y forma física. Fortalecer los músculos de las piernas y los pies, usar calzado adecuado y evitar el exceso de actividad pueden ayudar a reducir el riesgo.
Si experimentas dolor en la parte interna del tobillo o pie, es importante buscar atención médica para un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento. La tendinitis de tibial posterior puede ser dolorosa, pero con el cuidado adecuado, la mayoría de las personas pueden recuperarse y volver a su actividad normal.
Tendinitis tibial posterior: plantillas
Las plantillas ortopédicas pueden desempeñar un papel crucial en el tratamiento de la tendinitis de tibial posterior. Estas plantillas personalizadas proporcionan un soporte adicional al arco del pie y reducen la tensión en el tendón. Algunas de sus ventajas son:
Soporte personalizado: Estas plantillas se diseñan específicamente para la forma de tus pies, lo que significa que ofrecen un soporte individualizado y preciso. Al corregir cualquier desalineación y proporcionar un soporte adicional al arco del pie, reducen la tensión en el tendón.
Mejora de la estabilidad: Las plantillas ortopédicas contribuyen a mejorar la estabilidad del pie y el tobillo. Al mantener una alineación adecuada, reducen la carga sobre el tendón y minimizan la probabilidad de lesiones. Esto es esencial para la recuperación y la prevención de futuras recaídas.
No invasivas y coste-efectivas: En comparación con tratamientos más invasivos, como la cirugía, las plantillas son una opción menos costosa y no invasiva. Son una alternativa para tratar la tendinitis de tibial posterior bien tolerada por la mayoría de los pacientes.
Al corregir la alineación del pie y distribuir la carga de manera más uniforme, las plantillas pueden ayudar a aliviar el dolor y la incomodidad. Es importante consultar a un profesional, como un podólogo o un fisioterapeuta, para obtener plantillas adecuadas. ¡Asegúrate de que son parte de un plan de tratamiento completo!
Y recuerda: si quieres saber si tienes tendinosis del tibial posterior, contacta con nuestro equipo de fisioterapia de tendón para pedir cita o rellena nuestro formulario para que valoremos tu lesión online de manera gratuita.
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